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Arquitectos: John Pawson
- Área: 1857 m²
- Año: 2013
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Fotografías:Hufton+Crow
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La iglesia de St Moritz ha pasado por muchos cambios desde su fundación, hace casi mil años atrás. Incendios devastadores, cambios en la práctica litúrgica, la evolución estética y los bombardeos durante la guerra han dejado cada una su huella en la estructura del edificio. El propósito de esta última intervención ha sido la de volver a sintonizar la arquitectura existente, desde perspectivas estéticas, funcionales y litúrgicas, con las consideraciones de la atmósfera sagrada siempre en el centro del proyecto.
El trabajo ha consistido en un meticulosa selección de algunos elementos a retirar y la reubicación de ciertos artefactos, para lograr un campo visual más claro. A partir de las formas existentes y elementos de vocabulario, el lenguaje arquitectónico ha evolucionado y es reconocible de forma sutil como algo nuevo, sin embargo, sin elementos externos discordantes.
St Moritz se presenta de acuerdo con los claros principios lineales de un Wegekirche y este carácter espacial, con su fuerte enfoque hacia adelante en el ábside, se mantiene y se refuerza en el actual reordenamiento, trazado a través de la nave hacia el ábside, que está diseñado como una sala de la luz anunciada por la figura - del escultor barroco Georg Petel - de Christus Salvator.
Un gesto clave de la intervención es la transformación silenciosa de las ventanas del ábside, que deben funcionar arquitectónicamente como fuente de luz y liturgicamente como una expresión de los umbrales a la trascendencia. El vidrio existente se reemplaza por delgadas láminas de ónix. El efecto de esto es generar las condiciones de luz óptimas, difuminando la luz solar directa y bañando el espacio en una bruma de luminiscencia difusa.
El tratamiento de las ventanas del ábside representa la culminación de una estrategia más amplia para la luz, cuyo objetivo es lograr una clara distribución de la luz, con el ábside como el área más brillante de la iglesia. Después del ábside, el área de la nave donde se realiza la liturgia es más brillante, mientras que las naves laterales revierten a las condiciones de luz más tenue. Las ventanas del triforio barroco, aliviada de su antigua función de iluminar las obras de arte y decoración, ahora sirven como fuentes indirectas de la luz.
En línea con las exigencias del Concilio Vaticano II, el altar se trasladó a una nueva isla en la nave central, acercando la liturgia a la congregación y haciendo posible acoger los principales hitos litúrgicos - el altar, el ambón y los Sedilia - en un solo nivel.